Tailandia es uno de los destinos turísticos más importantes del sudeste asiático. Un país que nunca pasa de moda y al que cualquier amante de la cultura oriental quiere ir en algún momento, sin importar lo adversas que puedan ser en ocasiones las condiciones atmosféricas o lo arriesgado que a veces se presente para el viajero occidental. Las ventajas y las riquezas que se pueden observar compensan con creces todo ello.
Bangkok es la capital del país; como curiosidad, su nombre significa “aldea de la ciruela silvestre” en tailandés. En realidad, no es el nombre que los nativos le dan a la ciudad, sino Krung Thep Mahanakhon: “ciudad de los ángeles”. Sin duda, es de agradecer que para el mundo occidental tenga una denominación mucho más corta y fácil de recordar…
El mayor atractivo de Bangkok es su Palacio Real. Se encuentra junto al río Chao Phraya y es un impresionante conjunto arquitectónico edificado en piedra y oro, en el que se alojó la realeza durante el período comprendido entre el siglo XVIII y el XX. En su interior se encuentra el templo budista Wat Phra Khaew, con una pequeña estatuilla realizada en jade que constituye, curiosamente, uno de los patrimonios más importantes del país.
A la hora de buscar alojamiento, lo mejor será buscar hoteles en Bangkok baratos pero al mismo tiempo que nos inspiren la suficiente confianza. Bien es sabido que se trata de una ciudad donde la picaresca está a la orden del día; son muchas las personas que se intentan aprovechar del turista desprevenido, bien cobrando precios abusivos con tasas inexistentes, bien ofreciendo servicios añadidos mucho más caros que los oficiales. Lo mejor es consultar siempre en Internet en lugares que posean referencias de primera mano de otros viajeros. Las experiencias personales son las que nos pueden aportar una visión más certera de la situación, y ayudarnos a decidir en última instancia.