La isla es uno de los lugares donde disfrutar de la playa y de los deportes acuáticos que es lo que más vas a ver allí, aunque también hay muchos sitios curiosos y muchos de los pueblos que encuentras allí son de pescadores, amables, entrañables y con buenas acogidas para darte.

La historia de Bintan

Bintan no es uno de los países o ciudades que podemos decir que se ha creado fácilmente. No es así. Debido a su ubicación estratégica, la isla ha sido un punto de lucha y dominación por muchos países, incluyendo Portugal, Holanda, Reino Unido y varios países árabes. Esa constante supuso que a la isla llegaran muchas religiones y culturas y hoy día una de las que más sorprende es la comunidad musulmana de la isla porque no es lo más habitual.

En los últimos 20 años, el desarrollo del turismo ha sido una alta prioridad y las campañas han funcionado bien. Se estima que más de 400.000 visitantes acuden cada año, la gran mayoría procedentes de la vecina Singapur pero su objetivo es poder llegar a hacerla lo bastante famosa como para que lleguen más turistas, no solo de un punto cercano, sino de muchos otros sitios del mundo.

Qué visitar en Bintan

A la hora de visitar Bintan uno de los primeros planteamientos que te has de hacer es el de saber qué vas a visitar porque en realidad en la isla dependerá mucho que quieras visitarla para descansar, para conocer el lugar, para hacer turismo, etc. Si lo que quieres es calma y tranquilidad lo mejor es quedarte en los Resorts que hay en Bintan (y hay unos pocos). Allí puedes disfrutar de varias actividades, incluyendo una partida de golf en cualquiera de los cuatro campos de golf que tiene (y de hecho es una de las actividades que más se practica allí). Sin embargo, unas vacaciones en la isla Bintan pasa en gran parte por tomar el sol y disfrutar del spa.

Si lo que te gusta es la aventura, también vas a tener oportunidad de hacerlo porque puedes ir a Tanjung Pinang, un lugar donde sin duda vas a encontrar un gran reto, alto, para que tengas unas vistas únicas de la isla. Allí hay un templo budista con un parque de esculturas adornado que vale la pena una visita. Lo mismo se puede decir sobre el centro cultural que a menudo acoge a la música y la danza y es donde se celebran muchos festivales.

Si te gusta probar comidas exóticas entonces tu destino es Kijang, un pueblo minero abandonado donde comer marisco en la playa es tan bueno, o incluso más que en cualquier otro lugar de la playa.U otra comida que has de probar es el gong-gong, un plato local de un molusco que solo vas a encontrar allí.

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Visados, clima y que ropa llevar. Tres aspectos interesantes que saber para viajar a Indochina, y que en el caso por ejemplo de la ropa para entrar en los templos es fundamental y en ocasiones hasta obligatorio respetar ciertas normas.

Se necesita visado para Camboya, Indonesia, Laos, Myanmar y Vietnam. El pasaporte debe tener una validez mínima de 6 meses. El precio de los visados puede ser cambiado por las embajadas o ministerios de turismo sin ningún tipo de aviso previo.

En toda la zona del sudeste asiático el clima es tropical, aunque según la época del año se pueden establecer algunas diferencias.

De mayo a junio es la época del año en la que el calor y la humedad son más fuertes, y es que las temperaturas oscilan entre los 25 y 35 ºC. Suele llover en alguna ocasión y fundamentalmente por las tardes, lo que hace que la sensación de humedad sea aún mayor.

De julio a septiembre es la mayor época de lluvias y es cuando los monzones hacen acto de presencia. La temperatura es cálida, en torno a los 20 y 30 ºC.

Desde octubre hasta abril es la temporada más seca y al mismo tiempo se dan las temperaturas más suaves, entre los 15 y 30 ºC.

La ropa más recomendable es que sea ligera y holgada, de materiales naturales. Un elemento que debe ser imprescindible son las gafas de sol, y también las gorras y sombreros. A la hora de entrar en los templos hay que cumplir las normas de vestimenta para poder acceder, así es recomendable no entrar en los templos con pantalones cortos ni bermudas, siendo obligatorio quedarse descalzo.